Es recurrente tomar fotografías de momentos que queremos queden guardados en nuestra memoria, pero ¿son realmente aquellos los qué la constituyen?

Mi abuelo murió el 24 de Julio de 2012, en Pereira.

Decidí retratar sus últimos momentos, no sabía exactamente por qué, era un impulso imparable, no estaba segura si seguirlo o no, me lo pregunte una y otra vez, pero una vez empecé él mismo me transmitió la paz necesaria para continuar.

Ahora entiendo que quería honrar a mi manera su presencia, sus pasos firmes por el camino de la vida, dejar en nuestra memoria esos momentos que aunque duros también representaron fuerza, un vinculo que mi abuelo se encargo de tejer en nuestros corazones.

Mi abuelo, solía decirme que tenía super poderes, que el era el único capaz de transportarse en el tiempo y el espacio para llegar hasta el lugar que yo quisiera, siempre creí en sus historias, me asombraba que podía sentirlo muy cerca a pesar de la distancia.
Estas imágenes son en cierta manera, un modo de viajar a su lado y recordar su vida para siempre, heredé sus poderes, ahora yo viajo en el tiempo gracias a la fotografía y su capacidad de re-construir memoria.

Estas son las fotos más difíciles que he hecho, hoy después de 4 años me siento capaz de sacarlas a la luz y acompañarlo en su eterno viaje.

Con mucho respeto y admiración. 

 "Hay más información en mi memoria que en los registros fotográficos de mi casa; son apenas estas fotografías, la marcación de algunos cambios protagónicos, visibles, algunas despedidas o encuentros, celebraciones y fracasos, pero no se ocupan de la infinita transformación siempre presente al interior de los estados evolutivos de los sucesos, eventos, personalidades y formas de ser que cambian incesantemente” (Mario Opazo)